¿Quién miente?

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miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿El hijo o la hija?





Todo indica que el asesinato de la empresaria Myriam Fefer Salleres, de 50 años, es uno de los más misteriosos de los últimos años. Cuarenta y cuatro días después de que su cuerpo fuera encontrado estrangulado en su residencia de San Isidro, aún no es identificado el asesino material, pero pistas hay y muchas. No era cuestión de mirar muy lejos. La Policía corroboró que Fefer Salleres tenía tantos enemigos como amigos, incluso en su propia familia. Un día después del crimen dos misteriosos amigos de los hijos herederos llegaron con sus valijas a la casa de San Isidro, lo que ha despertado la sospecha de los agentes. ¿Guarda esto alguna relación con el homicidio? Quizá. En todo caso, la única certeza que se tiene es que la víctima conocía a su asesino. Aunque más de uno deseaba su muerte.

Myriam Fefer fue sorprendida en su propio dormitorio. Luchó con su asesino, pero fue estrangulada con un cordón de la computadora.

Un cuerpo ensangrentado estaba sobre el piso del dormitorio,era el cadáver de Myriam Fefer. Su pijama estaba cubierto de sangre, pero eso no es lo que impresiona. Dos surcos grises (de 34 x 0.4 centímetros) recorren su cuello producto del estrangulamiento con un cable de la computadora.
Sus uñas aún pintadas de rojo estban quebradas porque se aferró, se aferró a la vida. El desorden del dormitorio confirma que ella, una mujer fuerte y explosiva, luchó con su asesino en medio de la oscuridad y el pavor. Una herida en el muslo, moretones en los brazos y sangre salpicada en las sábanas blancas completan el cuadro macabro. Despues de todas las investigaciones arriban a una certeza perturbadora:

Ella conocía a su asesino. El homicida, está claro, no forzó la puerta para ingresar a la residencia de Paul Harris, en San Isidro. Cruzó el jardín sin alertar a los perros e ingresó como un alma en pena al dormitorio de la empresaria. Sin mayor aspaviento. Si hubiese sido un criminal contratado (o experto),habría llevado consigo su propia arma homicida.
Aún así, se creía inicialmente que sería difícil hallar a algún sospechoso de su círculo íntimo que pudiese haberla odiado lo suficiente como para matarla. Con los días quedaría claro que estaban equivocados...



Fuente de las imágenes: Caretas
Elaborado por Alexandra Ubillús

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