Un soldado desertor del Ejército que estuvo internado en el hospital Larco Herrera de Lima por un cuadro de esquizofrenia, mató de tres martillazos a su padre. Luego del ataque, el progenitor quedó en coma y expiró tras varias horas de penosa agonía.
"Al tratar de averiguar lo que pasaba , vi ami hijo saliendo de la habitación con un martillo en la mano y con manchas de sangre en su ropa. Habian sesos y piel en la pared", conto desconsolada la esposa de la víctima.
"Mi papá estaba sufriendo, ahora ya no", dijo el parricida a la policía durante su detención.
Fuente: Diario "Ojo"
Elaborado por Juan Jose Burga Novoa
miércoles, 18 de noviembre de 2009
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